7.5.12

Bocle



Fumando un cigarro espero la vida a que llegue a mi parada. Fumar, pensar. El humo te lleva a una maraña de redes que marca su camino quemando partículas del aire, al igual que los pensamientos recorren trenzando las neuronas.

No es tristeza, no es amor, no es incomodidad. Tampoco estoy segura de poder sentir emociones fuertes. Ni hambre, ni sed, ni ganas. Lo que sí padezco es de mareos, dolor, frío, calor. Es un bucle sin sentido, sin razón aparente, en el que no sabes si tienes o no tienes. Lo mismo tu percepción te da la cara que te da la espalda; y entonces estás triste, enamorada, incómoda, hambrienta, sedienta, con ganas de desgarrar el cielo, las nubes, tus piernas.

No necesito salir de mi habitación para no sentirme atrapada. Sólo necesito que me quites un horizonte en el que perder mi mirada para destrozarme la vida. Mi cuerpo es el que necesita respirar, mi mente no ha parado en ningún momento. Los tengo perfectamente separados pero, de vez en cuando, la sincronización entre ambos me falla y hablan. Uno le dice al otro que no hay mar sin tierra, otro que no hay cielo sin estrellas. Sin consultarme entran en un profundo debate sobre la existencia y supervivencia que me es imposible controlar hasta que uno de los dos cae rendido. Igual, existe un maravilloso paralelismo con la mente y el alma. El alma tendrá pocas razones, la mente todas. El alma siempre saldrá perdiendo, gane o no. La mente puede ganar o perder, pero el alma de la mente siempre vencerá. Por el contrario, la mente del alma siempre saldrá vencida porque no le dejamos que salga a la luz, no le permitimos un atisbo de existencia.

Y así fue cómo entre ellos se agruparon por parejas y decidieron marcar el sentido de la vida. Acompañados, para sumar sus fuerzas; enfrentados, para poco a poco hacerse más fuertes.

Pero el humo nunca vuelve al cigarrillo.


1 comentario:

  1. Simplemente imposible de describir... me ha encantado, sobrecogido... me he sentido identificada, desparejada y como si las palabras fueran algo más que eso. Perfecto

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Perdida pensando qué harás, paso noches enteras sin soñar; sentada, sufriendo, y tú no estás...