10.7.11

Frío, caliente...



No sé si será por la falta de descanso o de comer, por lo que llevo bebiendo dos días, por el agotamiento físico y mental o por la muerte que me rodea; pero no me eres imprescindible como creía. Vivir la falta de vida, la incredulidad, el dolor plasmado en lágrimas y gritos, los consuelos, los sollozos, la preocupación, el fin… ni siquiera me ha hecho pensar en ti, cuando estos momentos te hacen pensar en la gente que más quieres. Veo punzado en mi mente todos esos ojos rojos, los labios intentando mantenerse tapiados, la garganta llena de angustia, las manos temblorosas apretando con todas sus fuerzas un pañuelo, ataques de ansiedad y de ira, bocas besando una piel blanca y helada; y sí que pienso en ti, pero ya es tarde. No lo hice en el momento, sino fríamente. Y ahora que te pienso, creo que debo seguir bebiendo.


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Perdida pensando qué harás, paso noches enteras sin soñar; sentada, sufriendo, y tú no estás...