16.9.10

Volvoreta.



Volvió a buscar el pendiente en la plaza de la iglesia después de meses, y no creas que no lo encontró. Pero encontró algo más que aquella mariposa brillante que tanto le gustaba a ella, que tanta tristeza le produjo perderla. Aquella tarde lo perdió, pues a la noche ella estaba allí buscando como una condenada sin decirle media palabra. Allí se topó con un par de recuerdos y su alma partida en dos. Su alma, que ya estaba a medias de entrelazar, chocó de bruces con sus ojos e hizo que se sentara en aquel banco cuyos recuerdos clavaban agujas en su pecho. Abrió la mano y miró esa mariposa que le recordaba su resplandor, su alegría, su preciosidad, su porte, su libertad, su pérdida, su derrota. Y, de repente, la mariposa voló; y ella se abrió paso entre las dos partes de su alma dando una zancada para volver a la realidad. Entreabrió los ojos y se vio enfrente del banco sin nada en la mano. Recordó que al día siguiente de haber perdido el pendiente, la llamó y le dijo que lo había encontrado.




Para siempre su Volvoreta.

3 comentarios:

  1. es muy bonito y escribes como una escritora profesional jej todo es muy bonito y casi no se entiende na...pero no se pero creo que se de q estas hablando...

    ResponderEliminar
  2. Yo no se escribir como tú, pero ahí va.
    A Alicia:

    Como Janis Joplin.
    Me gustó de ella su aire bohemio. Desprendía alegría su presencia, y era curioso porque siempre tenía un aire triste, melancólico...
    Me encantaba verla en mi casa, me sentía a gusto. No como otras veces que hay huéspedes y yo misma me impongo más trabajo y estar pendiente de que el entorno sea perfecto y todo hay que decirlo, un poco artificial...cuando ella venía era uno más de nosotros, como si llevase aquí toda la vida.
    Por supuesto que era distinta, llevo muchos años y en diferentes épocas conociendo princesas, y ella tenía algo extraordinario en su interior, algo que pugnaba por salir, por explotar, pero no lo hacía y creo que aún sigue dentro.
    Me hubiese gustado tanto decirle que es especial, que la oigo en sus silencios, que siento sus dudas, que noto su soledad, y que tiene tanto que hacer y tanto que decir que la admiro por ello, porque se que lo hará….y yo, la he conocido.
    Pero nunca se lo dije, la timidez no se pasa con los años desgraciadamente, y me dejó huella, esa huella que nunca se olvida y que se queda en el corazón...

    ResponderEliminar


Perdida pensando qué harás, paso noches enteras sin soñar; sentada, sufriendo, y tú no estás...