26.11.09

Acordar no recordar.



Hoy salió a dar un paseo largo. Pretendía que fuera largo, pero se le hizo demasiado largo. Tan largo que lo dio corto. Al terminar, recordó haber salido de su casa, pasar por la plaza, hablar con la otra mitad de su corazón, comprar tabaco, agradecerlo, comprar bebida, no agradecerla, y continuar la calle principal hasta torcer su casa. Pero hasta que no llegó, escribió y bebió, no se acordó de que no recordaba haber hecho una cosa. Era tan importante que debería acordarse mínimamente al recordarlo. Tan importante como es cruzar un paso de cebra. No se acordaba. No se acuerda. Pero tenía que haberlo hecho para llegar a su casa. Recordaba un poco poner los pies sobre el paso de peatones, pero ni mirar hacia los lados ni terminar de cruzarlo. Su recuerdo le llevaba a unos metros más adelante. Quién sabe, podría estar inconsciente y vivir todo esto como en un sueño, podría estar en coma y cuando despertase no recordar nada, o sólo recordar cruzar el paso de cebra. Podría estar soñando que esta tarde salió a dar una triste ronda y ahora está escribiendo. Podría soñar esta noche no despertar, y despertar en medio de dos líneas blancas. O podría haber acordado no recordar.


1 comentario:

  1. Estás describiendo algo inquietante...algo que a veces nos puede pasar:
    no recordar o no saber si es sueño o no o si jamás ha existido o existimos en aquel momento...o no saber si es la vida el sueño de otro, de hecho esto que escribes es uno de los pilares de la filosofía pura.
    ¡¡Un besazo!!

    ResponderEliminar


Perdida pensando qué harás, paso noches enteras sin soñar; sentada, sufriendo, y tú no estás...