4.9.09

Mario Benedetti: "Persecuta"


Como en tantas y tantas de sus pesadillas, empezó a huír, despavorido. Las botas de sus perseguidores sonaban y resonaban sobre las hojas secas. Las omnipotentes zancadas se acercaban a un ritmo enloquecido y enloquecedor.
Hasta no hace mucho, siempre que entraba en una pesadilla, su salvación había consistido en despertar, pero a esta altura los perseguidores habían aprendido esa estratagema y ya no se dejaban sorprender. Sin embargo esta vez volvió a sorpenderlos. Precisamente en el instante en que los sabuesos creyeron que iba a despertar, él, sencillamente, soñó que se dormía.


1 comentario:

  1. Es que nunca fue lo mismo dormir que estar dormido.
    Saludos desde el Jardín.

    ResponderEliminar


Perdida pensando qué harás, paso noches enteras sin soñar; sentada, sufriendo, y tú no estás...